“Uno de mis roles en este mundo es ser un puente”

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El músico, escritor, traductor argentino Pablo Krantz charló con Flan Blon sobre sus inicios en la música, las ediciones artesanales de sus primeros libros, su vida en París, las caricias de la gloria y sus esfuerzos por ser menos estúpido.

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Cuatro cafés y una mala conexión se apropian del inicio de una charla que viaja hasta 1997 para contar sobre cómo vio la luz su primer libro, Dame un coche tan rápido que no lo alcancen los recuerdos. Después de golpear puertas con el original y no tener respuesta, Pablo le pidió plata prestada a su madre y lo editó él mismo, en tiempos en que las librerías se manejaban cara a cara autor-librero y para hacerse de un libro había que comprarlo o conseguirlo prestado, sin el mundo abierto que hoy ofrece Internet.

Una vez instalado en París cuando arrancaban los dos mil, carambolas del destino y mucho trabajo fueron abriéndole puertas de modos inesperados. “Toqué frente al Senna, recibí un premio al mejor grupo europeo en un concurso que se hacía en Extremadura, sin ser un grupo y sin ser europeo, un momento colosal. Pero bueno, finalmente la gloria me acarició un rato y se fue, pero quien me quita lo bailado”.

Pablo tradujo libros propios y ajenos. Para él es el arte de “encontrar un universo que sea el equivalente de eso que vos tenés que traducir”. Su vida transcurre en dos idiomas y dos culturas, la francesa y la argentina y “uno de mis roles en este mundo es, en parte, ser un puente”.

Dice que se esfuerza por ser menos estúpido y que en ese esfuerzo desea comprender a los demás; esa es la esencia de sus últimos dos libros Díganle al karma que no estoy y Pequeñas reflexiones sobre el universo, el tiempo y mis discos favoritos. Actualmente se encuentra grabando su próximo disco.

Junto a Flan Blon, hace un recorrido por su historia como un ejercicio necesario en cuarentena, ya que “estamos encerrados de diversas maneras, pero una de ellas es encerrados en el tiempo presente”.

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Escuchá la entrevista completa: